Guitarra flamenca Arcángel Fernández 1970

Esta guitarra flamenca ha sido construida por el maestro guitarrero Arcángel Fernández en el año 1970, considerado uno de los mejores constructores de guitarras de la historia. Sus instrumentos son muy difíciles de conseguir debido a que prácticamente la totalidad de estos fueron comprados por coleccionistas de Japón. Sus guitarras son elogiadas por guitarreros, coleccionistas y guitarristas del mundo entero.

Las maderas de esta guitarra flamenca son de la más alta calidad existente. La tapa de pino-abeto presenta un veteado muy marcado, recto y uniforme en toda su superficie, los aros y fondo son de un ciprés de una belleza y calidad supremas. Arcángel Fernández era extremadamente selectivo a la hora de escoger maderas para la construcción de sus guitarras, buscaba la excelencia en acústica y belleza y esto se puede apreciar en todas y cada una de las guitarras que construyó a lo largo de su vida.

Esta guitarra flamenca es indudablemente una de las tres mejores guitarras construidas por Arcángel Fernández que hayamos visto y tenido a lo largo de nuestra vida. Arcángel Fernández la construyó por encargo en el año 1970 a José Luis Cabrera, conocido en los tablaos madrileños de la época con el nombre artístico de “El Quijote”. Trabajó en Madrid con grandes figuras del flamenco como la Chana, el Mimbre, el Faico o Faiquillo, Enrique de Melchor o Cantalejo, entre otros. Un tiempo después fue contratado junto a Cantalejo de Jerez, Pedro Cuadrada, la bailaora Rocío y otros artistas más, por la compañía de Espartaco Santoni para trabajar a Venezuela, en el famoso Café de Chinitas de la capital, Caracas, donde se estableció y formo su familia.

Se trata, por tanto, de un instrumento con una incalculable cantidad de horas a sus espaldas que han repercutido positiva y notablemente en su sonido, consiguiendo un timbre flamenco con ese particular sonido “hueco” precioso y una proyección y rapidez de respuesta que supera con creces la de cualquier guitarra moderna.

Las alturas de cuerda y el ajuste que presenta esta guitarra es sencillamente perfecto, esto le permite una pulsación extremadamente cómoda en ambas manos y una optimización de la fluidez a la hora de tocar el instrumento.

El estado de conservación de la guitarra es bueno. Ha sido restaurada magistralmente por el maestro Francisco Sánchez, una restauración que ha consistido en la reparación de una fisura en el aro y otra más pequeña y superficial en la tapa armónica (bajo el golpeador) y su posterior repaso de goma laca. La guitarra la adquirimos con unos golpeadores muy deteriorados que tuvimos que reemplazar, de hecho puede apreciarse la marca de los antiguos golpeadores, unas marcas que podríamos haber hecho desaparecer pero que requeriría modificar el grosor original de la madera, algo inaceptable para nosotros, pues este es un factor crucial para poder garantizar la preservación del sonido original de la guitarra y su carácter.