Esta guitarra flamenca fué construida en el emblemático taller de la calle Gravina nº7 por los sobrinos del maestro guitarrero Domingo Esteso, regentado entonces por los hermanos Faustino y Mariano Conde. Muchas fueron las figuras que pasaron por este taller demandando sus guitarras como Paco de Lucia, Melchor de Marchena, Niño Ricardo, Cepero, Pepe Habichuela… y un largo etc.

Esta guitarra ha pertenecido a un gran amigo nuestro, Juan Antonio Mangrané, con el que mantenemos una estrecha relación de amistad desde hace más de veinte años.

Sin duda esta guitarra es una de las joyas de nuestra colección privada y estamos convencidos que en nuestro nuevo proyecto Solera Records, en el que ofrecemos nuestras guitarras para la grabación de los discos, esta será una de las guitarras más solicitadas.

La historia de esta guitarra la conocemos de primera mano y a la perfección: nuestro amigo Juan Antonio la adquirió directamente de la firma Hermanos Conde en el año 1978 e inmediatamente la envió al maestro Antonio Marín Montero para que retirase el barniz de nitro-laca de color naranja y lo sustituyese por gomalaca a muñequilla. Un trabajo que se llevó a cabo con una precisión absoluta y en el que no se modificó en ningún momento el grosor original de la madera. El resultado fue realmente extraordinario, tanto estética como acústicamente, dando como resultado un instrumento que ha sido alabado por grandes figuras de la guitarra a lo largo de los años y que nuestro buen amigo a sabido mantener en un estado de conservación óptimo a pesar de haber tocado con ella prácticamente a diario durante todos estos años. (VER NOTICIA)

Las maderas utilizadas para su construcción, ciprés y pino-abeto alemán, son de una calidad E-X-T-R-A-O-R-D-I-N-A-R-I-A, de hecho nunca antes habíamos visto una tapa con esta calidad en las guitarras de esta firma, una tapa repleta de un espejuelo estéticamente precioso y con un veteado muy fino y marcado en toda su superficie.

El sonido es absolutamente maravilloso, el haber reemplazado la nitro-laca por gomalaca otorgó a la guitarra una libertad de movimiento mucho más natural consiguiendo un sonido potente y con una calidez muy especial sin perder ese “peso” y profundidad tan peculiares que encontramos presentes en las mejores guitarras de la firma en esta maravillosa época.