Esta guitarra está construida por el legendario guitarrero Marcelo Barbero en el año 1949, Madrid. Este guitarrero está considerado uno de los más importantes constructores de guitarras flamencas de la historia. Después de la muerte del genio guitarrero Santos Hernández, su viuda Matilde Ruíz, ordenó a Marcelo Barbero la construcción de las guitarras que Santos dejó sin terminar antes de su prematura muerte en el año 1943, haciendo uso para ello de las herramientas y el taller que tenia situado en la calle Aduana 23 de Madrid. Gracias a esto, Marcelo pudo aprender y descubrir los secretos de construcción que Santos utilizaba para la elaboración de sus guitarras, convirtiéndose así en el único discípulo y aprendiz, aunque fuese de forma indirecta, de este gran maestro guitarrero.
Esta guitarra ha pertenecido al celebre guitarrista Quintín Esquembre. (VER NOTICIA)
Es realmente sorprendente observar la calidad de maderas utilizada y la extrema perfección de construcción que encontramos en esta guitarra. La tapa de pino-abeto alemán presenta un veteado muy marcado, recto y uniforme en toda su superficie, los aros y fondo son de un palosanto de Brasil de una belleza y calidad supremas. Se trata de un modelo especial de concierto para el que se utilizó una selección de maderas de la más alta categoría.
El sonido de esta guitarra presenta una proyección realmente increíble. Es difícil de describir y transmitir a través de la palabra la magnitud de la calidad y belleza de este instrumento. La profundidad de sus bordones y la incomparable musicalidad de sus tiples unido a la majestuosidad de su timbre la convierten en una autentica obra maestra. Para nosotros este instrumento representa, sin lugar a dudas, la guitarra de concierto a su máximo nivel.
Es prácticamente imposible encontrar guitarras de este artesano pero es aún mucho más difícil encontrarlas en este estado de conservación, con tan solo algunas fisuras de carácter leve que están perfectamente reparadas y documentadas en las imágenes adjuntas. Todas estos pequeños desperfectos han sido perfectamente restaurados por el maestro guitarrero Francisco Sánchez, que ha logrado dejar la guitarra PERFECTA, un trabajo minucioso, rozando lo «quirúrgico», para el que se requiere un profundo estudio, conocimiento y una dedicación absoluta, un trabajo tan solo reservado para los mejores artesanos.