Esta semana os traemos uno de los temas que pudimos disfrutar en el concierto de Angelita Montoya con la guitarra del maestro José Gálvez y acompañados por las palmas y jaleos de Juan Mateos y Diego Amaya en el club privado «El Rincón de los Flamencos» de Solera Flamenca VILLAGE. Una actuación donde surgió ese duende, esa magia, que aparece y nos regala caprichosamente el flamenco en vivo y que nos gustaría compartir con vosotros.

Angelita Montoya (1971) forma parte de la legendaria Familia Montoya, cuna en la que, como ella misma reconoce, se ha forjado como artista. Hija del bailaor Juan Montoya y de la cantaora Antonia Rodríguez “La Negra”, debutó con tan solo nueve años en la obra flamenca “Nuevo Día”, bajo la dirección del mítico dúo Lole y Manuel.

A lo largo de su carrera, ha compartido escenario con grandes del cante como Fernanda de Utrera, Chocolate, Chano Lobato o Camarón de la Isla, y ha puesto su voz al servicio del baile de figuras como Manuela Carrasco, Joaquín Cortés —en su espectáculo “Live”— y Pastora Galván en diversas producciones.

José Gálvez se ha consolidado como uno de los artistas más polifacéticos del arte flamenco.
Su talento se manifiesta de forma sobresaliente en múltiples facetas: guitarrista, cantautor, compositor, poeta, escritor, productor y director.

Bulerías, tangos, tientos y seguiriyas son algunos de los palos donde demuestra su asombrosa versatilidad. Su dominio del toque jerezano —una fusión de raíz y vanguardia— le ha permitido desarrollar un estilo propio, inconfundible, que se refleja en cada una de sus interpretaciones.

Su aportación al repertorio flamenco es incuestionable. Gracias a su virtuosismo instrumental y su talento como compositor y letrista, ha enriquecido el género con nuevas melodías y letras cargadas de emoción. La profundidad poética de sus textos es, sin duda, una de sus contribuciones más valiosas al flamenco.

Sin más preámbulos aquí teneis un pedacito de bulería de ese concierto mágico que tuvimos la suerte de vivir aquella noche. Esperamos que lo disfrutéis tanto como nosotros… QUE VIVA EL FLAMENCO!