12 Dic Nace la «Fundación Manolo Sanlúcar Aura Seguros»
Esta Fundación nace de la ya antigua Fundación “Aura Seguros” que añade desde ahora a su nomenclatura el nombre del genio gaditano, manteniendo la Fundación el Patronato ya existente, compuesto por José Martínez como presidente, Presidente, junto a Carlos Muiño, Paco Garfia, José María Parra, guitarrista y presente en el acto de presentación de la Fundación Patrono y Jordi Franco como patronos, a los que ahora se unen Juan Manuel Suárez Japón, como patrono y vicepresidente, y Juan Carlos Romero, como vicesecretario y Director Gerente del Instituto Internacional de Guitarra Flamenca “Manolo Sanlúcar”.
Durante sus intervenciones, José Martínez, Juan Manuel Suárez Japón y Juan Carlos Romero han incidido en la importancia de la figura del guitarrista y en que, es precisamente, la divulgación y expansión de su escuela, con su excepcional forma de comprender y transmitir el arte flamenco, el eje principal de la actividad que tendrá la Fundación.
No queremos despedir esta noticia sin dedicar antes unas lineas para expresar nuestro agradecimiento y admiración a la «Fundación Manolo Sanlúcar Aura Seguros», y el orgullo que supone para nosotros formar parte de esta, por hacer posible proyectos como este y por poner todo de su parte por promover el flamenco y su cultura, un objetivo que compartimos y que nos ha unido y por el que continuaremos remando juntos en la misma dirección.
(Jordi Franco, Isidro Sanlúcar, Pedro Muriel y Juan Carlos Romero)
Manuel Muñoz Alcón (Sanlúcar de Barrameda, 21 de noviembre de 1943), más conocido como Manolo Sanlúcar, es sin lugar a dudas una de las figuras más importantes del flamenco de todos los tiempos. Junto con Paco de Lucía, Vicente Amigo o Rafael Riqueni, entre otros, es una de las personalidades que ha marcado e influido en la evolución de la guitarra flamenca desde la última mitad del siglo XX hasta la actualidad.
Su estilo camina entre la pureza y la vanguardia, que encuentra sin necesidad de buscar influencias en otras músicas, sino partiendo simplemente de las mismas raíces.
Dotado de una excepcional musicalidad y de una técnica fuera de lo común, cada recital suyo fue una soberbia lección de guitarra, de maestría y de arte. Su asombrosa técnica no hace del virtuosismo una meta en si, sino que lo sublima para comunicar profundas cualidades emotivas.