Esta guitarra flamenca fue construida por el guitarrero almeriense Gerundino Fernández en el año 1976, este artesano está considerado uno de los mejores guitarreros de la historia a pesar de ser autodidacta y llevar una vida bohemia hacia el final de su carrera. Sus guitarras han paseado por los mejores escenarios del mundo de la mano de concertistas como Paco Peña, Tomatito, Raimundo Amador… etc.

Esta guitarra flamenca data del año 1976, considerada por muchos, la época de mayor esplendor de la vida del guitarrero (1970-1980), construida con unas maderas muy seleccionadas, la tapa de pino-abeto alemán presenta un veteado rectilíneo, uniforme y muy marcado en toda su superficie, los aros y fondo son de un ciprés sencillamente «perfecto».

Esta guitarra flamenca es realmente espectacular y viene a confirmar, una vez más, que los extraordinarios niveles de calidad de sonido y construcción que lograba este guitarrero en todos y cada uno de sus instrumentos está fuera de toda lógica. Es una guitarra de concierto en toda su esencia, con un sonido grande similar al que que encontramos en guitarras como las del maestro Manuel Reyes pero con la agresividad y flamencura que tienen las guitarras de Gerundino. Esta grandeza y majestuosidad que encontramos en su sonido posiblemente se deba a que a partir del año 1974 Gerundino trabajó con unos espesores de tapa armónica mayores, consiguiendo una estabilidad, consistencia y proyección superiores.

La pulsación de esta guitarra flamenca es media, y la altura de cuerdas en diapasón y selleta perfecta y equilibrada, lo que aporta al guitarrista una gran comodidad en ambas manos.

Esta guitarra flamenca no presenta fisuras de ningún tipo. La guitarra fue repasada de barniz sin alterar en ningún momento los grosores originales de la madera. Durante el proceso de re-barnizado se despegó el puente resultando este dañado, motivo por el cual se decidió sustituirlo por uno nuevo exactamente igual al original.