Esta guitarra clásica está construida por José Ramírez II en el año 1933. En el taller de este guitarrero y bajo sus magistrales enseñanzas se han formado algunos de los mejores guitarreros de la época (Marcelo Barbero, Manuel Rodríguez, entre otros).

Esta guitarra está construida siguiendo la tradición de la escuela madrileña, con unas maderas espectaculares tanto por su belleza como por la calidad de las mismas y en sus detalles y pulcritud se puede apreciar el esmero y dedicación que se dedicaron para su construcción.

Su sonido tiene el equilibrio perfecto entre brillo y profundidad, con un volumen inusual en este tipo de guitarras. Una guitarra con un timbre dulce y con un proyección sorprendente, calidez y calidad en su máximo esplendor unidos en un mismo instrumento que se presenta como una oportunidad única, tanto para guitarristas como coleccionistas de primer nivel, dada la dificultad que entraña conseguir este tipo de instrumentos y en este estado de conservación.

La pulsación de esta guitarra clásica es media con una altura de cuerdas muy equilibrada tanto en el diapasón como en la selleta, proporcionando al guitarrista una gran comodidad en ambas manos y facilidad en el toque.

Esta guitarra clásica tan solo presenta una pequeña fisura en la tapa armónica y dos en el fondo de unos 3cm de longitud que resultan prácticamente invisibles a la vista, ambas perfectamente restauradas por el maestro guitarrero Marcelo Barbero en el año 1943, diez años después de su construcción. Es interesante destacar el hecho de que acudieran a Marcelo Barbero para su restauración, un acto que viene seguramente motivado por ser este discípulo directo de José Ramírez II. El barniz de gomalaca y el puente han sido actualmente reemplazados por el maestro guitarrero Francisco Sánchez respetando la estética original y manteniendo sus cualidades acústicas intactas.