Guitarra flamenca Marcelino López Nieto 1958 nº178

Esta guitarra flamenca está construida por el guitarrero Marcelino López Nieto en el año 1958. Marcelino López Nieto, es uno de los constructores más respetados y representativos de la história de la guitarreria española, tanto es así que su nombre figuran en la lista Summerfield, donde están recogidos los mejores constructores de guitarra desde el año 1800 hasta la actualidad. Al igual que muchos guitarreros en España, Marcelino trabajó como ebanista antes de dedicarse a la construcción de instrumentos. De formación prácticamente autodidacta, Marcelino López Nieto es uno de los pocos constructores de Madrid, que no ha recibido influencias de la escuela Ramírez y sus guitarras son admiradas y elogiadas por guitarristas y guitarreros de todo el mundo.

Es realmente sorprendente observar la calidad de maderas utilizada y la extrema perfección de construcción que encontramos en esta guitarra teniendo en cuenta que estamos ante uno de los instrumentos pertenecientes a la primera década de la carrera de este genio guitarrero. La tapa de pino-abeto alemán presenta un veteado muy marcado, recto y uniforme en toda su superficie, los aros y fondo son de un ciprés de una belleza y calidad supremas.

En esta guitarra encontramos un sonido seco y lírico realmente precioso que nos hace recordar, por su estrecha similitud, a algunas de las mejores guitarras del maestro Arcángel Fernández que hemos podido probar a lo largo de los años.

La pulsación de esta guitarra flamenca es muy suave y la altura de cuerdas en diapasón y selleta muy equilibrada, lo que aporta al guitarrista una gran comodidad en ambas manos.

Este instrumento está en perfecto estado de conservación, muy cuidada y con muy pocas marcas de uso. Ha sido adquirida directamente de su primer propietario: una señora de Madrid que la recibió como regalo de parte de su padre en su niñez. La tapa armónica presenta la junta central ligeramente dilatada (muy habitual en guitarras que han pasado la mayor parte de su vida sufriendo la particular sequedad del clima de Madrid), a pesar de ello, no precisa reparación alguna gracias a que contiene una vareta armónica justo debajo de esta prácticamente a lo largo de toda su longitud imposibilitando que esta empeore o progrese.