Esta guitarra está construida por el legendario guitarrero Santos Hernández en el año 1924. Este guitarrero fue el discípulo más destacado de Manuel Ramírez, para el que trabajó durante 23 años. En el año 1918 abrió su propio taller en la calle Aduana 23. Desde 1916 hasta su muerte en 1943 se estima que construyó cerca de 300 guitarras. Grandes concertistas de la época trabajaron con sus guitarras, como Ramón Montoya, Andrés Segovia, Sabicas, Niño Ricardo, Regino Sainz de la Maza, entre otros.
Las maderas utilizadas para su construcción son de excelente calidad, la tapa armónica es de pino abeto alemán y los aros y fondo de ciprés, ambas maderas presentan una gran uniformidad y una belleza extraordinaria.
El sonido de esta guitarra flamenca es verdaderamente precioso, basta con escuchar un solo acorde para darnos cuenta que nos encontramos ante una guitarra con una calidad que sobrepasa con creces al resto, un sonido muy especial que aúna a la perfección potencia y carácter junto a delicadeza y dulzura.
La pulsación es media-baja y la altura de cuerdas en selleta y diapasón perfecta, proporcionando una gran comodidad en ambas manos y facilitando la ejecución al guitarrista.
El estado de conservación es sorprendente para una guitarra que sobrepasa los 80 años desde su construcción. Esta guitarra presenta únicamente una pequeña reparación en la parte baja del aro hecha por Julián Gómez Ramírez (primer oficial de José Ramírez I) en el año 1938 en Paris, la cual reza documentada mediante sello en el interior de la guitarra. Todas las partes de esta incluyendo barniz, trastes, puente… son completamente originales.
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