Guitarra clásica Antonio de Torres 1869 (F. Simplicio)

Esta guitarra clásica tiene una historia realmente interesante. Cuando acudimos a hacer la tasación de esta guitarra nos encontramos con una sorpresa, analizando su interior pudimos observar que se trataba de una replica muy bien hecha de una guitarra de la primera época de D. Antonio de Torres. Tras estudiar y analizar su construcción todo parecía indicar que estábamos ante un instrumento procedente del taller de Enrique Garcia dada la patina de la cabeza pero con una forma de trabajo en la madera interior claramente propias de Francisco Simplicio. Nos pusimos en contacto con dos amigos expertos que tras analizar el instrumento corroboraron nuestra teoría. Ya no cabía la menor duda: estábamos ante una replica de una guitarra de Antonio de Torres construida por Francisco Simplicio en el taller de Enrique Garcia. Ahondando más en esta historia descubrimos que durante un periodo de tiempo de la época alguien comercializó con estas replicas en el mercado argentino, pues encontramos dos coleccionistas con este modelo exacto de guitarra. Como podréis observar, a pesar de tratarse de una replica, estamos ante una guitarra de la más alta categoría construida por uno de los mejores guitarreros de la historia.

Esta guitarra clásica ha pertenecido al maestro guitarrista y compositor español Graciano Tarragó (1892-1973) y ha sido adquirida directamente de la familia del artista. (VER NOTICIA)

El sonido que desprende esta guitarra es realmente mágico. Un sonido envolvente y con una proyección muy particular, gracias al tornavoz interior. Su timbre nos recuerda indudablemente a las guitarras de D. Antonio de Torres de la primera época, sobretodo en sus bajos, pero con algunos matices más contemporáneos propio de la escuela de Enrique Garcia. Una autentica joya de la guitarrería clásica española que, además de haber pertenecido a uno de los guitarristas más importantes de nuestro país, encierra tras de sí una historia verdaderamente apasionante que finalmente ha podido ser contada.

El estado de conservación es muy bueno, sobre todo si tenemos en cuenta que nos encontramos ante un instrumento con más de cien años de antigüedad y con un uso continuado por parte de un guitarrista profesional de la talla de Graciano Tarragó, tan solo presenta cuatro fisuras en la tapa armónica y dos en el fondo, todas perfectamente reparadas y documentadas en las imágenes adjuntas, de las cuales solo hemos podido fotografiar el exterior, puesto que el tornavoz imposibilita el acceso para fotografiar el interior del instrumento.