Guitarra flamenca Manuel Bellido 1997

Esta guitarra flamenca ha sido construida por el constructor Manuel Bellido, uno de los más reconocidos guitarreros de Granada. Sus guitarras han visto los escenarios de todo el mundo de la mano de grandes concertistas tanto clásicos como flamencos.

Esta guitarra flamenca está construida con unas maderas muy seleccionadas, la tapa de pino-abeto alemán presenta un veteado rectilíneo, uniforme y muy marcado en toda su superficie, los aros y fondo son de un ciprés sencillamente “perfecto”.

Cabe destacar el clavijero de palillos tradicional, pero con un mecanismo interno que proporciona una afinación precisa y sin los inconvenientes de los antiguos clavijeros de madera, reuniendo la belleza de estos últimos, pero con la precisión y practicidad del moderno clavijero mecánico.

Esta guitarra flamenca es una oportunidad única para los amantes de la calidad y el mejor sonido, Construida en la época de máximo esplendor de este maestro artesano, la calidad de maderas así como su sonido están a la altura de las guitarras de los mejores artesanos, como pueden ser Manuel Reyes o Francisco Barba, pero por razones desconocidas e incomprensibles su cotización está muy por debajo de la calidad que ofrece. Las guitarras de Manuel Bellido, particularmente de los años ’90, son guitarras que bien podrían compararse a las mejores guitarras del maestro Manuel Reyes, pues en esta época consiguió un instrumento liviano pero a su misma vez robusto, otorgándole a la guitarra una proyección, hasta la fecha, reservada a las guitarras negras de concierto pero con la calidez y respuesta de la guitarra de blanca de ciprés.

La pulsación de esta guitarra flamenca es media, la distancia de cuerdas en diapasón y selleta está muy equilibrada, factores que contribuyen a facilitar la ejecución y aportan comodidad al guitarrista.

El estado de conservación es excelente. Presenta una pequeña y superficial fisura, perfectamente reparada y documentada en las imágenes adjuntas, en la parte superior de la tapa armónica, situada en una zona “muerta” en la que prácticamente no se produce vibración, con lo que el sonido no se ve afectado en modo alguno.