Esta guitarra flamenca está construida por el maestro Manuel de la Chica, considerado el guitarrero más importante de Granada hasta la fecha. Su forma de construcción y su calidad de sonido son a menudo comparadas con las guitarras del maestro Marcelo Barbero, puesto que ambos colaboraron en la construcción de varias guitarras que Santos Hernández dejó parcialmente construidas en el momento de su muerte. En el año 1973, siendo ya un guitarrero de reconocido prestigio, se vio obligado a abandonar el oficio debido a complicaciones de salud ocasionadas por la inhalación de polvo y sustancias químicas. Sus guitarras son reconocidas y apreciadas por coleccionistas, guitarreros y guitarristas de todo el mundo.

Las maderas de esta guitarra flamenca son extraordinarias. La tapa de pino-abeto alemán presenta un veteado muy marcado, recto y uniforme. Los aros y fondo de arce rizado son de la más alta calidad existente, tanto por su extraordinaria belleza como por sus cualidades sonoras. Los acabados son sencillos, sobrios y elegantes.

El sonido que desprende esta guitarra es espectacular. Posee ese timbre tan especial y característico que distingue las guitarras de este guitarrero del resto. Los bajos son potentes y profundos, los armónicos que desprende son realmente mágicos, un sonido con carácter propio y profundamente flamenco.

La pulsación es media y la altura de cuerdas en selleta y diapasón perfecta, proporcionando una gran comodidad en ambas manos y facilitando la ejecución al guitarrista.

El estado de conservación de esta guitarra flamenca es excelente y original en su totalidad sin grietas ni reparaciones de ningún tipo. En la parte inferior de la tapa armónica, hay presente una veta que el maestro Manuel de la Chica quiso asegurar durante su construcción con cola dejandola sellada para prevenir y evitar que se originase una fisura en dicha zona. En las imágenes adjuntas encontrará una fotografía donde se documenta lo anteriormente expuesto.