Esta guitarra es un instrumento realmente exclusivo y muy difícil de encontrar. Estamos ante una guitarra de Manuel Ramirez del año 1917, un año después de su fallecimiento, lo que nos lleva a pensar que probablemente inició su construcción el mismo Manuel Ramirez, pudiendo ser un encargo especial que la viuda ordenó terminar a uno de sus oficiales, pero a quien? Bien pues dada nuestra experiencia y conocimiento y estudiando en profundidad el instrumento y su forma de construcción, acabados y, no menos importante, escuchando con atención el timbre de esta guitarra, estamos prácticamente convencidos que fue terminada (o incluso construida en su totalidad) por Enrique Garcia.

La calidad del pino-abeto de su tapa armónica, el Palosanto de Brasil de aros y fondo y la elaborada filetería de su Roseta y perfiles nos confirman que estamos ante una guitarra que debió ser un encargo especial y que fue construida con un esmero y cariño muy especiales.

Su sonido es dulce y lírico, con una calidad acústica extrema, superior incluso al de todas las guitarras que hemos podido ver y probar de Enrique Garcia a lo largo de nuestra vida.

La etiqueta merece una mención especial, pues es extremadamente extraña de encontrar y nos llama poderosamente la atención la dirección, algo que nos lleva a pensar que debió ser de un local alquilado con el que probablemente se pretendió iniciar un proyecto de taller de guitarras y que nunca concluyó.

Sin lugar a dudas se trata de una de las guitarras más interesantes que hemos podido tener a lo largo de nuestra carrera y de una pieza de colección muy exclusiva, historia viva de la guitarrería española.

El estado de conservación es excelente y original en su totalidad, tan solo presenta una pequeña y superficial fisura en la tapa armónica que no traspasa, en ningún momento, el grosor de la madera.