Marcelo Barbero está considerado uno de los más importantes constructores de guitarras flamencas de la historia.
Después de la muerte del genio guitarrero Santos Hernández, su viuda Matilde Ruíz, ordenó a Marcelo Barbero la construcción de las guitarras que Santos dejó sin terminar antes de su prematura muerte en el año 1943, haciendo uso para ello de las herramientas y el taller que tenia situado en la calle Aduana 23 de Madrid.
Gracias a esto, Marcelo pudo aprender y descubrir los secretos de construcción que Santos utilizaba para la elaboración de sus guitarras, convirtiéndose así en el único discípulo y aprendiz, aunque fuese de forma indirecta, de este gran maestro guitarrero.
Es por esta razón que las guitarras construidas por Marcelo Barbero posteriores a la fecha de su entrada en el taller de Santos Hernández son las más cotizadas y buscadas por los grandes coleccionistas de instrumentos del mundo, unas guitarras en las que destaca su ligereza de construcción y una extraordinaria respuesta acústica, rápida y precisa con un carácter flamenco único.